“Hecha la ley, hecha la trampa”. Con estas breves palabras
podríamos resumir el origen o la esencia de la contabilidad creativa, que no deja de ser un eufemismo de
manipulación o fraude en los números de la empresa.
La contabilidad es la principal vía de información tanto
para usuarios internos como para agentes externos a la propia empresa. De su
análisis económico-financiero dependerán gran parte de las decisiones que se
tomen dentro de ella.
Pero esto no es todo. Las cuentas de una empresa pretenden ser como una radiografía de la misma, siendo ésta de vital importancia a la hora de ganar y mantener la confianza de clientes, proveedores e inversionistas. Por esta razón, y especialmente en épocas de crisis como la actual, cada vez se hace más común que esta “radiografía” sea objeto de manipulación, pretendiendo mostrar aquella imagen que gustaría tener, en lugar de la verdadera realidad económico-financiera que correspondería a la empresa en cuestión.
Pero esto no es todo. Las cuentas de una empresa pretenden ser como una radiografía de la misma, siendo ésta de vital importancia a la hora de ganar y mantener la confianza de clientes, proveedores e inversionistas. Por esta razón, y especialmente en épocas de crisis como la actual, cada vez se hace más común que esta “radiografía” sea objeto de manipulación, pretendiendo mostrar aquella imagen que gustaría tener, en lugar de la verdadera realidad económico-financiera que correspondería a la empresa en cuestión.
Paradójicamente, la búsqueda de la imagen fiel de la
empresa es la que ha permitido una mayor flexibilidad en la aplicación de las
normas contables, pues se venía observando que su estricta aplicación resultaba
incompatible con ella. Así, entró en juego un nuevo valor según el cual los
sucesos deben contabilizarse de acuerdo con su esencia y realidad económica, y
no meramente según su forma legal. Sin embargo, esta mayor flexibilidad, junto
con los vacíos en la normativa contable, son los que han dado lugar a la
llamada contabilidad creativa.
El aprovechamiento de los diferentes métodos contables para
el registro de transacciones, o la existencia de registros basados en
estimaciones, opiniones y predicciones (como la vida útil de un activo), son algunas de las herramientas empleadas
para “maquillar” las cifras sin dejar de cumplir los principios contables.
Resultado: la imagen que una compañía ofrece de sí misma dependerá en gran
parte de la habilidad técnica del experto que trabaje con sus números, poniendo
en duda uno de los fines más importantes de la contabilidad, la transparencia
informativa.
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